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Por Antonio Romea
En Túnez siguen las manifestaciones permanentes en las calles centrales de la capital. Se han sumado los ciudadanos más humildes venidos en autocares o caminando de otras ciudades más pequeñas, y pernoctan en la calle con mantas y comida que les dan los capitalinos solidarios. Todos ellos coinciden en seguir formando piquetes ante los edificios oficiales y exigen la dimisión de todos los ministros del anterior régimen.
Temen que de regresar a sus casas, cese la presión sobre el Gobierno y se trunquen las esperanzas de la Revolucíon, volviendo pronto a una situación similar a la anterior con una burocracia que coarte las libertades, paralice la economía, el desarrollo del país y la creación de empleo.
Las calles siguen tomadas por el mismo movimiento popular espontáneo y con poca estructuración en partidos políticos. Partidos que por lo demás han estado prohibidos y perseguidos por décadas y cuya estructura y representatividad es escasa.
Se ha creado una unión de fuerzas de izquierda denominada: Frente 14 de Enero, en recuerdo de la fecha del triunfo de la Revolución. Lo forman la Corriente Baazista, la Liga de la Izquierda Laborista, los Patriotas Democráticos, el Movimiento de Patriotas Demócratas, el Partido Comunista de los Trabajadores de Túnez, el Movimiento Naserista, el Partido del Trabajo Patriótico y Democrático y la Izquierda Independiente.
Su programa, coincide con las reivindicaciones mayoritarias y añade cuestiones de política social e internacional, como “la construcción de una economía nacional al servicio del pueblo que ponga los sectores vitales y estratégicos bajo el control del Estado, con la nacionalización de todas las empresas e instituciones privatizadas” y “el rechazo de toda naturalización de relaciones con la entidad sionista (Israel), así como el apoyo a todos los movimientos de liberación nacional del mundo árabe”.
Algo más amplio y representativo es la UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos), pese a que su actividad fue muy limitada durante la dictadura de Ben Alí. Los dirigentes del sindicato están barajando la posibilidad de convocar una huelga general en algunas ciudades, lo cual si sería un medida de fuerte presión sobre el Gobierno de transición.
Existe otra corriente de ciudadanos de clase media capitalina, que desean ya estabilidad y que los manifestantes dejen al Gobierno actual funcionar y organizar las nuevas Elecciones, quizá en seis meses. También desean que los niños regresen a las escuelas, ya que aunque existe la orden del Gobierno de reanudar las clases, muchos profesores (que fueron uno de los sectores más implicados en la Revolución, junto a abogados y otros licenciados), se niegan a impartirlas y volver a la normalidad, hasta que no queden ministros del anterior Régimen en el Gobierno.
Dichos ministros permanecen en puestos clave, como Interior, Defensa, Economía y el propio Primer Ministro.
Ya se han producido nuevos enfrentamientos con la Policía encargada de disolver a estos manifestantes permanentes, aunque no tan cruentas como lo fueron en el derrocamiento de Ben Alí (78 muertos) . El Ejército que sigue manteniendo cierta neutralidad, pese a que uno de sus principales mandos ya ha pedido que se deje trabajar al Gobierno, y aunque asegura que defenderá la Revolución.
Sobre Túnez: Ver varios videos seguidos y su traducción en este blog. Etiquetas Túnez.
Antonio Romea, Arabista (UAM) y Analista de Política Internacional (UCM)
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