Está en vigor un Alto el Fuego proclamado por Israel, tras haber bombardeado y efectuado una incursión militar contra la franja de Gaza durante 22 días, causando 1.300 muertos, de ellos 410 niños, y puesto que el castigo a la población civil no era objetivo declarado ni legítimo; podemos afirmar que salvo la muerte del Ministro del Interior gazauí, y algunos milicianos, no se ha conseguido ningún otro resultado práctico: los lanzamientos de cohetes continúan y los túneles siguen existiendo.
Hamas aceptó dicho Alto el Fuego, pero la fragilidad del mismo se evidencia en los ataques con helicópteros y artillería por parte de Israel, que ya han causado la muerte de un dirigente de la Yihad Islámica y dos de sus milicianos y otro más del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP).
Por parte de distintas milicias palestinas –salvo Hamas-, siguen los lanzamientos de cohetes Qassam contra ciudades hebreas, y cohetes rusos Grad y minas contra los jeeps israelíes que patrullan el perímetro del Gueto que han impuesto a Gaza. Una mina causó la muerte de un soldado israelí pocos días después de proclamado dicho Alto el Fuego.
Dado que las partes no se hablan, ni negocian directamente, ya que Hamas no reconoce el derecho a la existencia del Estado judío, e Israel no reconoce al Gobierno electo en la Franja en el 2006, el mediador en febrero y marzo ha venido siendo el Jefe de los Servicios Secretos Egipcios, Omar Suleiman.
Las negociaciones entre ambos, pese a todo, parecían ir bien, se había acordado una Tregua bilateral de 18 meses, en la que no habría lanzamiento de cohetes palestinos, ni tampoco los mal llamados “asesinatos selectivos” de la aviación israelí que además de matar miembros del Gobierno de Hamas y dirigentes de las milicias, causan bastantes muertes entre civiles. Israel hasta permitió la entrada y salida de Gaza de Musa Abu Marzuk, el número dos de Hamas, quien había venido desde Damasco a Egipto para las negociaciones y llevaba 20 años exiliado sin haber podido volver a su tierra.
Y lo que es más importante para el millón y medio de habitantes de Gaza, se acordaba una apertura progresiva de las fronteras israelo-gazauíes (no así, la egipcia) a la entrada de varios productos y el levantamiento del bloqueo o cerco que mantiene aislada a Gaza por mar, tierra y aire (las pistas del aeropuerto construido con fondos europeos fueron aradas por bulldozers israelíes) y en el cual la democrática Unión Europea, tiene el dudoso honor de participar, desde que ganasen las Elecciones los islamistas, pese a que en 2006 fueron consideradas, como impecables por los observadores de las OSCE.
Como complemento a la Tregua de 18 meses se preveía un intercambio de prisioneros, siguiendo la macabra aritmética que rige las guerras árabe-israelíes, el soldado judío, Gilad Shalit, a cambio de 1.000 presos palestinos. Entre éstos últimos estarían además de dirigentes de Hamas, otros del marxista Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP)y Bargutti, líder carismático de al-Fatah, cuyo nombre, no está asociado a la corrupción, a diferencia de otros líderes que gobiernan en la Cisjordania de Mahmud Abbas.
Pero en éste momento el Primer Ministro israelí, Olmert, interfirió en las negociaciones sobre la tregua e impuso que la liberación del soldado no fuese un complemento, sino la condición previa a levantar el cerco a Gaza, lo cual dio al traste con las negociaciones. Olmert tenía sus motivos: después de las recién celebradas Elecciones en Israel, a él le quedaban pocas semanas en su mandato, había sido siempre muy criticado en la prensa israelí por haber ordenado la inútil guerra del Líbano y está a punto de ser inculpado por la Fiscalía en un caso de corrupción, así que no deseaba marchase dejando esa estela detrás de su nombre, si no con el éxito de haber liberado al soldado Sahlit, capturado hace ya dos años y cuyas pruebas de vida remontan a hace pocos meses. El negociador israelí, se negó a obedecer a su Primer Ministro y fue destituido, tampoco gustó esta exigencia de última hora al Presidente egipcio Hosni Mubarak, quien declaró que el intercambio de presos era otro litigio y que debería ser tratado en negociaciones aparte.
Al final, las negociaciones sobre una Tregua duradera entre Gaza e Israel, quedaron congeladas, aunque parece que se reanudarán pronto, cuando se constituya el nuevo Gobierno israelí. Pese a ello, se ha celebrado con gran cobertura de medios, la Cumbre de Donantes de Fondos para la Reconstrucción de Gaza, hace unos días en Sharm-e-Sheij. En ella han ofrecido ayudas millonarias la recién estrenada en el cargo Hillary Clinton, la ONU, y junto con la UE, la no menos generosa España, pero ¿a quién se va a entregar el dinero?
Al Presidente de la ANP, Mahmud Abbas, cuyo mandato expiró según la Constitución palestina el pasado 9 de enero, que reside en Cisjordania y no puede ni entrar a Gaza. Por no recordar que su partido al-Fatah, perdió las Elecciones Parlamentarias en 2006, porque la población palestina lo asocia a la corrupción, las prebendas para los suyos, y la apropiación y despilfarro de los muchos fondos ya entregados por la Unión Europea.
España y la UE, parece que pese a haberse escandalizado con la reciente matanza de civiles, van a seguir siendo comparsas de Israel, y colaborando en el bloqueo, sin ofrecer ayuda directa a Gaza.
Entretanto, aislados del Mundo, los gazauíes recuperan las estructuras de hierro de los edificios destruidos, rompiendo con mazas el cemento y levantan tiendas de campaña. (ver fotos Agence Press 5 marzo 09 en yahoo).
Antonio Romea
Arabista por la Universidad Autónoma (UAM)
Analista de Política Internacional. Universidad Complutense (UCM)