PUBLICADO EN DIARIO EL MUNDO
Y Putin dijo no
ANTONIO ROMEA
En el palacio de Marinski, en Kiev, se celebró el miércoles una reunión para negociar una salida a la crisis ucraniana. La misma estuvo presidida por el presidente ucraniano saliente, Leonid Kuchma. Y en ella vimos darse la mano ante las cámaras a los dos candidatos enfrentados Yanukovich, ganador oficial de las elecciones, respaldado por Rusia y las regiones orientales rusófonas de Ucrania, y Yushchenko, respaldado por EEUU y las regiones occidentales nacionalistas ucranianas.
La mediación en dicha reunión la llevaron a cabo varios interlocutores internacionales: Javier Solana, jefe de la Política Exterior de la Unión Europea, y los Presidentes de Polonia, Kwasniewski y de Lituania, Adamkus, así como el secretario general de la OSCE.
En ella se llegó al acuerdo de repetir las elecciones. Aún no queda claro si en su totalidad o en los distritos en que se compruebe que hubo fraude, pero si somos rigurosos con la ley, se supone que todavía Ucrania entera está pendiente de que se pronuncie el Tribunal Supremo, sobre si hubo o no fraude electoral, pucherazo vaya, lo cual han denunciado ambas partes, y no sólo la derrotada de Yushchenko.
Si el Tribunal Supremo dictaminase que las elecciones han sido limpias y los resultados válidos, entonces no tendría sentido aplicar este acuerdo entre políticos de celebrar nuevas elecciones.Sin embargo, parece que eso no ocurrirá, según dejó entrever sabiamente Javier Solana, quien declaró que una sentencia en ese sentido, o sea en contra del acuerdo político, «es posible, pero no es probable».
Pero si ahora miramos con más atención quienes han sido los interlocutores internacionales que participaron en la reunión como mediadores, nos daremos cuenta de que todos eran europeos occidentales. Se habían olvidado del vecino ruso, así que ayer el presidente saliente Kuchma, visitó Moscú para entrevistarse con Vladimir Putin y comunicarle los detalles del acuerdo, y cual no habrá sido su sorpresa cuando saltándose todas las sonrisas a que las fotos de la política y la diplomacia nos tienen acostumbrados, Putin dijo: «No». En las imágenes de la reunión ninguno sonríe, ni Kuchma, ni Putin. El presidente ruso explicó además que unas nuevas elecciones «no van a añadir nada nuevo».
Después del encuentro el todavía presidente ucraniano, Leonid Kuchma, declaró que la crisis no podrá superarse «sin la participación directa de Rusia». Ocurrió como en el cuento de la Bella Durmiente, en que se olvidaron de invitar a alguien a la fiesta y éste apareció por sorpresa para lanzar una maldición. Rusia es un socio económico y político fundamental para la viabilidad de Ucrania, sin el gas ruso la economía ucraniana se paralizaría y si Rusia decidiese apoyar las tendencias separatistas de las regiones orientales rusófonas Ucrania tendría un problema de supervivencia como Estado.
Aún no sabemos como evolucionará la crisis. Parece que la oposición de Yushchenko está ganando la batalla mediática y política. Pero si se celebran nuevas elecciones, su preparación llevará meses, en los que habrá un poder interino, el cual podría verse desbordado por un estallido de violencia o por un proceso secesionista de las regiones rusófonas. Rusia ya ha dejado claro que está en contra y si no se cuenta con ella, podría crear muchas dificultades.
Pese a la alegría callejera de estos días, para Ucrania no ha hecho más que comenzar un largo invierno de imprevisible resultado y sobre su territorio planea la sombra de un nuevo telón de acero.
Antonio Romea es traductor de ruso y arabista.
Fue director de la Delegación de la Universidad Complutense en Moscú.
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